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Síntomas de la Menopausia: Cómo enfrentarlos

sábado, 22 de octubre de 2011

Aparte de permitirnos concebir y menstruar, los estrógenos tienen una labor protectora del organismo femenino durante esa época de la vida de las mujeres: nos hacen menos proclives a sufrir problemas cardiovasculares, y mantienen la pérdida normal de masa osea en niveles bajos.

Por otra parte, los estrógenos mantienen el aparato reproductor “joven”, y su acción se extiende al tracto urinario. Y, por último, tienen un papel antidepresivo, actuando en el sistema nervioso central.

De hecho, los períodos en que las mujeres nos deprimimos con más frecuencia son tres, en los que hay una caída brusca de los estrógenos: la menstruación, el puerperio —todas hemos oído hablar de las depresiones postparto— y el climaterio, nombre genérico del período posterior a la última menstruación, cuando dejamos de producir estrógenos y progesterona, ya para siempre.

Y ahí es cuando empiezan los problemas: Cuando los estrógenos disminuyen en el torrente sanguíneo, los osteoclas-tos, células destructoras de hueso, tienen vía libre. También aumenta el riesgo cardíaco: a los setenta años, las mujeres casi nos equiparamos con los hombres.

Y, por supuesto, aparecen todos esos signos que usted ya conoce: los sofocos, las “depresiones” y otras alteraciones del humor, sequedad de la piel y las mucosas —sobre todo la vaginal, que puede causar frigidez por dolor en las relaciones sexuales— y como un efecto de rebote, incontinencia urinaria por prolapsos o infecciones.

Al reemplazar los estrógenos perdidos, las terapias hormonales pueden cambiar la historia, aliviando todos los síntomas y previendo males mayores para los huesos y el corazón.

Que hacer:  A raíz de un sofoco, llegamos al médico y nos enteramos de todo aquello que la menopausia trae. No todas las mujeres la viven como “el fin del mundo”, y gracias a la mayor prevención con la que contamos hoy, podemos cuidarnos de la osteoporosis y los males cardíacos desde mucho antes de los cincuenta.

Pero es bueno saber que la calidad de la vida que tendremos de ahora en más cuenta con una ayuda extra.

Lo fundamental es que las terapias hormonales, como cualquier tratamiento médico, se utilicen tomando todos los recaudos adecuados y con chequeos periódicos que alejen los fantasmas.

Los especialistas se preocupan en aclarar que, para conseguir alivio y protección, son necesarias dosis muy bajas de hormonas. Y todas tenemos derecho a una vida mejor.
Usted decide.

Elimina el Estrés de Tu Rostro

martes, 4 de octubre de 2011

No puede más y necesita una inyección de energía para recuperar la luminosidad.

Con piel estresada nos referimos a una piel que está sensibilizada, fatigada y que no puede renovarse de forma óptima debido a la presión constante de agentes externos e internos.

El ciclo de renovación celular, según el que generamos células cutáneas nuevas mientras otras mueren, no se realiza óptimamente y los signos del envejecimiento aparecen de forma prematura.

Se trata de una piel seca, tirante, apagada y propensa a picores e irritaciones… Sus energías se agotan y no puede con todo.

El cansancio y las tensiones dañan la piel:

El fenómeno de la piel estresada toma su nombre de esa epidemia de nueva cuña que es el estrés, que no es el único factor que desequilibra la piel, pero sí uno de ellos.

La tensión emocional se manifiesta en nuestra piel de diversas formas y, en todos los casos, debilita sus defensas.

Experetos en dermatología , aseguran que el estrés puede actuar de dos maneras:

como factor agravante de los problemas dermatológicos que ya se sufren y como desencadenante de patologías que antes no existían, como acné, eczemas seborreicos o cuperosis.

Esto se debe a una implicación hormonal, que puede, por ejemplo, estimular las glándulas sebáceas y producir granos.